(foto agradecida a http://predimed.onmedic.net).
Sobre alimentación hay mucho escrito. Tanto como tantas mentiras que nos han hecho creer porque, como sabéis, los alimentos tienen un valor especulativo para unas pocas empresas ligadas a controles estatales.
Pero está surgiendo, en estas sociedades bien formadas y preocupadas por la salud, una movilización para llevar a cabo estudios independientes.
La dieta de la que os voy a hablar a continuación tiene su base en la «dieta de la Zona», con una evidencia científica de nivel A, y B en algunas de las puntualizaciones.
Para empezar, me gustaría partir de la «mesa de 4 patas» que hacen sostener la salud: 1. Ejercicio físico, 2. Nutrición. 3. Aspectos psicológicos, 4. Sueño. Las cuatro deben estar en equilibrio para tener una vida saludable. No olvidemos esto…
La evolución de los cambios genéticos en el ser humano es muy lenta: nuestros genes difieren del de los chimpancés en menos de un 1%, por más que hayan pasado 5 millones de años desde que se inició la divergencia entre ambas especies.
Así como la evolución es un proceso lento, también las adaptaciones dietéticas cambian muy lentamente. Los avances en investigación nos inducen a comer similar a como ya hacíamos hace miles de años.
En este periodo, tanto los hombres como las mujeres tenían una estructura ósea comparable a la de nuestros atletas de élite (como decatletas actuales), capaces de combinar rapidez con fuerza. Toda esta armonía dietética viene a verse perturbada hace unos 10.000 años, con el desarrollo de la agricultura. Con ella, vinieron dos elementos nuevos en la dieta: CEREALES Y LÁCTEOS.
La humanidad se ha mostrado incapaz, genéticamente, de enfrentarse a los problemas que le han ido planteando estos alimentos (intolerancia a la lactosa y proteínas de la leche de vaca, y mal metabolismo de los cereales con grandes cantidades de fibra).
Como dato, sólo el 25% de la población mundial aceptan, de forma considerable, los carbohidratos de alta densidad, como los cereales. El resto, o se manifiestan claramente como diabéticos, o sufren otras muchas enfermedades crónicas relacionadas (enfermedades cardiovasculares, osteoporosis, artrosis, enfermedades del sistema nervioso, enfermedades mentales…).
La Dieta de la Zona, se basa en la intervención de la enzima delta 5 desaturasa, encargada de regular a los eicosanoides. Los eicosanoides (Omega-6 y Omega-3) son ácidos grasos poliinsaturados necesarios para el organismo.Vamos a llamar a los W-6, «eicosanoides malos» y a los W-3, «eicosanoides buenos». Entre ellos, tienen funciones antagónicas: los buenos, inhiben la agregación plaquetaria y los malos, la estimulan (embolias). Los buenos, estimulan la vasodilatación y los malos la inhiben (enfermedad cardiovascular, HTA, impotencia sexual…). Los buenos, inhiben la proliferación celular, y los malos la favorecen (cáncer). Los buenos, activan la respuesta inmunitaria y los malos, la inactivan (alergias, psoriasis, esclerosis múltiple, artritis reumática…). Los buenos, inhiben la transmisión del dolor; los malos, la estimulan. Los buenos, reducen la necesidad de sueño y depresión (con lo cual, a efectos reales, te alargan la vida)… Los buenos son antiinflamatorios y los malos, inducen a la inflamación.
Dirán ustedes que, a veces, es necesario que actúen los «malos». Por ejemplo, ante una herida abierta, es imprescindible estimular la agregación plaquetaria para que cierre. Pues sí, efectivamente. Malos y buenos son necesarios. Denominarlos así es porque deberíamos tenerlos en una proporción de 4 a 1 y, la mayoría de las personitas que conocemos, mantiene una proporción de 25 a 1.
Un enzima clave en la producción de eicosanoides («buenos y malos») es la AGL, ácido gammalinolénico. Ya hablamos de ella en el artículo «La importancia de la lactancia materna».
Y… ¿qué hace que se incline la producción más a la balanza de «los buenos»? La enzima delta 5 desaturasa. Y… ¿quién controla a esta enzima? El eje insulina-glucagón y otro ácido graso, el eicosapentaenoico, más conocido como EPA (W-3). ¿Dónde está la EPA? En algunos pescados, semillas de lino… ¿Qué hacen los fármacos ampliamente usados en enfermedades crónicas (aspirinas, antiinflamatorios, corticosteroides…)? Dejan fuera de combate a todos los eicosanoides, buenos y malos.
No sé si son muchos datos los que os doy, pero os dejo con la reflexión… Ingesta de Hidratos de Carbono de alto índice y carga glucémicas, medicamentos, sedentarismo, estrés, falta de sueño y mala gestión de las emociones, explican la larga lista de enfermedades que nos pisan a partir de los 30 años.
Como regalito, os voy a entregar una sugerencia de Dieta de base saludable, beneficiosa para todo el mundo. Es la que entrego a todos mis pacientes que la necesitan, aunque la adapto según manifestaciones clínicas. Espero la aprovechéis…